Mares Piratas

Sean libres en los Océanos Interminables... Conozcan a las Aguas sin Dueño... Sean bienvenidos a los Mares Piratas.

sábado, 18 de agosto de 2007

Él

Esa noche, se sintió solo, aunque no sabría decir si triste. Tenía el peso de un error mal contabilizado encima, y lo que pensó no sería más que una broma del momento, de un instante a otro pasó a ser un problema medianamente grande. Para él, al menos.
Desde que se dio cuenta de que la botella quedó en su bolso, se enteró también de que quizás se había equivocado. O de que probablemente, se había pasado de la raya. Y tenía que decírselo a alguien, pero como la mayoría de las veces, cuando lo necesitó, no estaban los oídos que él quería que lo oyeran. Entonces, calló hasta llegar a sus aposentos. Discó el número. Ella le contestó al otro lado, con voz durmiente. Se le pasó por la cabeza, que quizás debería dejarla dormir, pero prosiguió. Intentó convencerla de que lo escuchara, por la otra línea. Ella le reiteró que no podía, y se desearon buenas noches mutuamente. Probablemente ella se dormiría pronto. Él hubiera deseado caer en sueño profundo, pero en lugar de eso, se sintió abandonado, aún cuando en el fondo sabía que no era así. Fue como esas raras veces, pero que últimamente le habían ocurrido recurrentemente. Se acercó a su computador, e hizo tocar una canción que le sacara todo lo de dentro. Como resultado de todo, escribió estas líneas, por que el resto, las borró sabiendo que no eran a lugar en ese momento.
Joaquín Castro
18/08/07

domingo, 29 de julio de 2007

Identidad, Crisis de

Así es. Hoy es el último día antes de volver. Loco, no?
Hay muchas razones sabidas y tantas otras, probablemente, por saber. Por ejemplo, el sólo hecho de pensar que este es el último semestre escolar, podría hacer estremecer a algunos, llorar quizás a otros. A mí, la verdad, me tiene como a la deriva. Como sin saber mucho que pensar, que hacer mañana. Es como el final de temporada de una serie sobre uno mismo, pero sin comercial del último capítulo. Sin saber nada.
Y vuelvo a esa sensación de estar a la deriva, ignorando lo que debería hacer. Es una crisis de identidad, un no estar seguro de que soy, que debería ser y que seré (o quiero ser). Después de la identidad propia, evidentemente vienen identidades compartidas; es decir, que seremos con mi polola en un futuro, o con mis amigos, o con mi familia, o con algún desconocido o desconocida que más adelante pueda ser considerado como amigo, colega, o etc.
Ahora la pregunta que me hago, es básica y chilenamente.. "Pa' onde chucha va la micro?". Supongo que hay que reconocer el entorno o preguntarle al chofer. Pero esta no tiene chofer, aparte de uno mismo. Es reloco todo.


Además, siento que pude haber aprovechado más mis vacaciones, y me acabo de dar cuenta que cada vez queda menos tiempo para hacer cosas, y yo no hice mucho en esta oportunidad. Error al máximo, pero que se le va a hacer. Aprender supongo, como de todo lo malo que me pasa y que le pasa a mis cercanos.
Entonces, ahora mismo (exactamente en este momento) no sé que hacer. Como que quiero hacer cosas pero no sé qué. Supongo que es producto de todo lo que mencioné antes. Espero no se repita mucho.. por que esta sensación, realmente apesta.

Saludos a todos. A los que leyeron, gracias. A mis amigos, pronto carretearemos y tocaremos algo por ahí. A la chocosa, un beso y un te amo.

lunes, 9 de julio de 2007

Mis Disculpas

Después de tanto tiempo sin escribir, de nuevo on-air. Mis disculpas, sólo eso. Para los que no quieren leer, aquí les va algo directo al oído.

Mis Disculpas - 09/07/07

jueves, 19 de abril de 2007

Fantástica Inocencia

Feliz un mes sin post!

Y no es que me enorgullezca, pero es que simplemente no he andado con la inspiración suficiente como para escribir algo digno y subirlo para que lo lea la gente así sin más (me he acordado, sin embargo, de que debo seguir escribiendo).

En fin.


Estoy escuchando una canción que inevitablemente me trae recuerdos de antaño. Es como abrir una caja empolvada de antigüedad - con olor a "cosas guardadas" y todo - y empezar a revisar lo de adentro. Pero a decir verdad, lo único que tenemos adentro son trozos de nuestras vidas, y pedacitos pequeños de vidas del resto de la gente, que voluntariamente nos han cedido sus propias memorias para que sean guardadas especialmente por la gente que quieren.

Entonces, se me viene a la mente mi infancia. Esa infancia de la que no poseo un poco más de unas cuantas imágenes (tengo una memoria increíblemente mala sobre mi yo pequeño), sonidos, situaciones importantes y que sé yo. El punto es que es realmente interesante reexplorar lo vivido en tiempos anteriores, cuando no nos dábamos cuenta de miles cosas que sucedían a nuestro alrededor, pues predominaba el poder infinito de la inocencia (y nótese que conozco gente de mi edad - e incluso mayores - en los cuales de alguna forma, aún predomina la inocencia) que nos hacía ver todo mejor y más bonito.

Con el tiempo claro, llega la experiencia y el conocimiento. Nuestra sabiduría aumenta y nos formamos como personas. Aprendemos muchas realidades, muchas falsedades y muchos códigos sociales. Todo lo simple se vuelve complejo; las cosas normales van aumentando y así lo que en un principio era malo ahora es malísimo, pero lo bueno también pasa a ser buenísimo.

Ahora me he preguntado muchas veces, vale la pena crecer realmente? Después de todo, cuando se es niño hay una infinidad de ventajas cuasi utópicas para un adulto (o joven). Se pierde la mística del no saber. De lo desconocido. Ya no le tengo miedo a que salga algo del closet, o que una bestia aparezca debajo de mi cama (ahora a veces da miedo ver a alguien que no conoces sobre tu cama, víctima del carrete anterior). Ahora le tememos a la realidad. A los "problemas" y a como conseguir sus posibles soluciones. Le tenemos más miedo a una prueba global que al cuco (y no crean que el cuco no se ofende por esto). Disipamos nuestras creencias. Las desarmamos y las juntamos con otras, las mezclamos y nos inventamos unas nuevas. Algunos creen en Dioses. Otros en sí mismos, otros en filosofías. Algunos ni siquieran creen.


Me gustaría todavía creer en el Viejo Pascuero. O sea, sé que "no existe", pero no me convenzo del todo. En el fondo, cuando acompañas a los niños menores el día de navidad a ir a buscarlo, igual uno mira al cielo, como buscando esa magia que creemos perdida, pero que sabemos que en el fondo puede ser tan real como el suelo que pisamos.

Creo que eso es lo que más me duele. Ver como mis contemporáneos pierden su fe en las cosas imaginarias tan tristemente engatusados por la realidad. Yo trato de autoconvencerme de que algunas cosas podrían existir. Me gusta pensar en ello, me gusta poseer imaginación. En grandes cantidades, para inyectarla en los ilusos. Para crear ese ideal mágico de irrealidad que tanto hace falta en estos días. Para solucionar aquellos problemas. Para sonreír.

Por esto es importante la fantasía, por que nos hace sentir bien, vivos. Por que te eleva por encima de las cosas y te enseña que éstas no son tan malas. Por que, a fin de cuentas, te devuelve la inocencia de sentir, aunque sea por una fracción pequeñísima de segundo, que la irrealidad no es más que la inexplorada magia de lo que creemos real.

lunes, 19 de marzo de 2007

A la Deriva


Es complicado llevar la nave cuando has perdido la brújula, cuando no hay navegante en el timón, cuando los vientos no responden, o cuando simplemente estás cansado.
Saber que no hay tesoro cercano ni aventura próxima, que lo único que se puede hacer es flotar sin remedio, intentando menear los cascos del barco con cada ola, para romper la monotonía infinita.
Pero es más complicado subsistir así sólo si sabes que tuviste mucho antes, que pasaste por épocas de montañas de felicidad y razones para seguir despierto, viviendo lo que viene. Pero cuando se pierden algunas certezas y se ganan dudas, que es lo que te hace mantener a flote?
A decir verdad, no lo sé. Simplemente te mantienes, si te preguntan estás bien y si alguien está desanimado, pues, le animas. No hay tiempo para dejarse hundir, aunque sí lo haya para permitirse ser guiado únicamente por la voluntad del viento.
Es estar sin norte, sin objetivo. Sin un destino que cumplir, o cambiar. Es complicado todo esto, pero simplemente son cosas que hay que sobrellevar. Y todavía cuando ya ha pasado tiempo desde el asedio anterior, y el barco esté reparado nuevamente, no significa que tengamos un destino claro. "Está todo en orden señor, pero hacia donde dirigimos el timón?". Entonces es la duda la que te mata, la que te desgarra por dentro,por que no te da motivos suficientes para seguir como si nada pasara. Y nada pasa, las cosas que ocurrieron justamente lo hicieron en el pasado y ahora no tienen repercusiones más que en la pérdida de una meta, que cuando aparezca nuevamente, será posiblemente alcanzada. O es lo que todos quisiéramos.
Y aunque todo vaya en contra, y estés a la deriva, hay que mantenerse a flote. Porque siempre puedes encontrar nuevas tierras. Porque, con algo de suerte, se puede hallar el horizonte nuevamente, y guiar el timón hacia este nuevo descubrimiento que con algo de azar podría ofrecernos los mejores botines de todo el vasto mar.
Sigamos entonces, el nuevo rumbo. Hacia el horizonte, navegante.

lunes, 12 de marzo de 2007

Noche


En vista y consideración de que llevaba al rededor de dos párrafos escritos de esta entrada, y que por mi inocente ingenuidad de abrir una ventana de youtube desde messenger...
Pero en fin, recuerdo lo importante. Partía pidiendole disculpa a las damas por no haber publicado nada en tanto tiempo, pues soy un caballero cuando se trata de mujeres, y un pirata cruento cuando se trata de hombres. Por eso, que bajo ningún pretexto algún marinero de agua dulce pueda adjudicarse estas disculpas para él, no así las niñas que muy bien pueden hacerlo.
Okay, vamos al texto. O sea, creo que voy a escribir pero aún no me decido sobre qué. Vale, la canción que escucho me da el pase para lo que viene. Aquí vamos.

Michael Buble - You Don't Know Me


Salir en la noche siempre me ha gustado. Siempre desde que tengo uso de razón, evidentemente. Eso de ver el cielo negro sobre uno y las luces brillando un paso más allá. Esa sensación de "Clubes Nocturnos" que aún no visito por la edad, que se consigue con la música media blusera que pones en la radio del auto. Las luces que pasan horizontales por el parabrisas como una lluvia de haces luminosos que quieren alumbrarnos el camino de vuelta a casa, o quizás de salida de esta.
Okay, pongámonos en la situación. Vamos en el auto, (no pregunten por quién va manejando, si sabes bien por ti, si no imagínate a alguien más, aunque ersonalmente prefiero pensar que el auto se maneja solo, o que una gentil señorita lo guía con sus delicadas pero decididas manos) hacia un lugar que no importa donde es, lo que importa es que no llegaremos pronto, así que debemos disfrutar del camino. A esto agreguemos la dulce sensación de un viernes por la noche, que mejor.
Claro, es el placer lo que sentimos entonces. El gusto cuasi infinito de ir a ningún lugar especial, escuchando un buen tema de música, pensando en nada más que los postes que se mantienen encendidos rompiendo la sobria oscuridad, sentados en un confortable asiento de automóvil, en movimiento por la ciudad. Ver como mágicamente los semáforos se alínean todos para darnos luz verde y poder seguir sin parar, abriendo las calles, recorriendo la urbe de punta a punta.
Ahora agreguemos que vamos a ver a alguien importante, un romance, para que la noche sea aún más especialmente espectacular. Vale, la relación está comenzando y hay espectativas. Y vas por la calle, en el auto, viviendo lo más bueno que te ha pasado en mucho tiempo, y deteniéndote para darte cuenta de ello.
Quizás esa sea la clave, por lo menos lo es para mí; detenerse a darse cuenta por lo que estamos pasando ahora, por la genialidad del momento. Por que no hay momento que no pueda ser calificado de interesante o fome, aún por encima de si es bueno o malo. Pero de eso les hablo otro día. Por ahora, deberían seguir surcando el asfalto nocturno, que es tan bueno como oscuro deja de ser por lo encandilante de sus luces.

miércoles, 28 de febrero de 2007

Qué Hacemos?

Es una pregunta que viene a nuestras mentes constantemente. Siempre hay que estar haciéndola a nosotros mismos, en cualquier caso, para saber a donde queremos llegar. A dónde quieres llegar?
En cierta forma, eso es personal. Metas a cumplir, habilidades que demostrar. Dejémoselo a cada cual. Pero cuando esta pregunta se nos cuela en la mente colectiva, es cuando tenemos problemas.
Sabemos que nuestro planeta no es eterno. Que el Sol un día se va a apagar, y que en el mejor de los casos, si la Tierra sigue en pie, eso nos terminaría acabando. Pero en realidad es de conocimiento común que todo acabará mucho tiempo antes. Que acabaremos con todo antes.
Desde el Calentamiento Global, a los Recursos Renovables (que no se renuevan) y no Renovables que nos ofrece la Madre Tierra... todo está muriendo. Nos estamos terminando a nosotros mismos y a la Pachamama también. Como si tuviera alguna culpa más allá de la de dejarnos habitarla.
Como dice la canción "Fue por tenerte regalada, el creer que no vales nada". Por favor, no caigamos en eso. Yo personalmente no creo en un Dios más allá que la Naturaleza misma. Somos animales, aceptémoslo de una vez para poder llevar todo esto adelante.
Seamos humildes. Pensemos en los que vienen. En nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos. Por que no quiero que se pregunten, como lo dice un gran documental... "En qué estaban pensando nuestros padres y abuelos?"
Por ahora eso. No les digo que vayan a marchas ni que se unan a la Greenpeace. Si lo hacen, estupendo. Yo no creo que lo haga. Pero al menos, quiero que ganen la conciencia, y al final, cambien. Y al final, cambiemos.

SOStenibilidad


Estaba pensando, y lo decidí. No es por hacerme propaganda... pero quizás deberías mostrárselo a tus amigos, y ellos a los suyos. Para tentar a las mareas, y hacer que nuevas naves zarpen hacia lo correcto. Gracias.

Joac Castro
28/02/07